Los Études fueron compuestos por Fryderyk Chopin durante su juventud. En éstos nos encontramos el Op. 10 (1829-1832) que estaba dedicado a Franz Liszt y el Op. 25 (1835-1837) que podría considerarse el inicio de su madurez musical.
Son piezas cortas pero intensas, con un lenguaje y poética propios. Buscan la técnica y al mismo tiempo el equilibrio emocional, creados como herramienta didáctica.
Precisamente eso es lo que nos entrega Jan Lisiecki, un torrente de virtuosismo y de emociones, acompañado de esa madurez que lo caracteriza y que da forma y profundidad